Ivaginaria / Muñeco, mano y almohada

AutorElia Martínez-Rodarte

Si me dedicase a la enseñanza de las buenas maniobras femeninas, haría un taller sobre masturbación. Muchos creen que ya la armaron por hacerle un frenético yuki (raspado ash...como los de hielo) a una dama, pero me temo querido público, que quizás ni para vender raspados sirvan.

Los accesorios para masturbar la vulva/vagina son ayudantes de la manuela, pero son poco conocidos, por lo que algunas crean recursos propios que ni siquiera tienen que ver con la digitación. A veces ni las manos mete una.

En uno de mis talleres, una mujer contó cómo usaba las cabezas de muñecos, como la de una Barbie o Ken, para estimular la parte externa de la vulva. La sensación suave de la cabellera de la muñeca, o la cabeza lisa sin pelo del mono, le aportaban placer que no conseguía fácilmente con otros accesorios, incluidos los dedos.

Un amigo me contó que una de sus comadres, cuando le daba de comer al mostro, a veces sin siquiera se tocaba.

Ella apretaba y soltaba los músculos vaginales, como en los ejercicios Kegel, para sentir un estímulo sabroso.

Otra "prima de una amiga" se masturbaba apretando entre los muslos una almohada, sin que ésta tocara la genitalia. La presión que ejerce la fuerza de las piernas aporta ricura y jugoseo, sin embargo no crean que sólo por hacer que el coño boquee como pececillo, va a ser útil para todas.

En mi taller de erotismo encontré a una muy práctica mujer que al contrario de cerrar las piernas, las abría mucho, ya que esta posición provocaba que sus labios menores quisieran "cerrarse", dándole felicidad al clítoris.

El pequeño penecillo de las mujeres, el clítoris, por sí solo puede alcanzar orgasmos intensos por los muchos súper poderes que ostenta esta antena de transmisiones. Si tuviera electricidad ese orgánulo femenino, seguramente tendríamos una torre de control en nuestra cosilla feliz. Por eso los orgasmos clitorideanos, cuando nos ocurren, nos provocan espasmos y convulsiones: es tanta la sensibilidad de sus miles de terminales nerviosas concentradas en un espacio tan pequeño, que por eso sentimos que se nos está metiendo y saliendo la niña de El Exorcista.

Pero pensando en el lado tierno y mamila, que siempre nos atribuyen a las mujeres, en las sexshops existen toda clase de juguetillos melosos para dildear la...

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