De política y cosas peores / Luchadores

AutorCatón

Simpliciano, joven sin ciencia de la vida, estaba locamente enamorado de una linda muchacha llamada Susiflor. Dejó de verla algunos días, pues ella se ausentó de los sitios que usualmente frecuentaba. El tímido muchacho se armó de valor y fue a buscarla a su casa. Con mano temblorosa tocó el timbre. Le abrió la puerta la mamá de la chica. Simpliciano preguntó, nervioso: "¿Está Susiflor?" Respondió la matrona con voz grave: "Lleva siete días en la cama". "¡San Antonio bendito! -se consternó Simpliciano-. ¿Está enferma?" "No -contestó la señora, ahora con una amplia sonrisa-. Hace una semana se casó"... Don Carrascas, hombre de mal genio, estaba comiendo en un restaurante. "¡Mesero! -llamó con impaciencia-. ¡Tráigame una botella de vino tinto!" Preguntó el camarero: "¿Qué año?" "¿Cómo qué año? -rebufó con enojo don Carrascas-. ¡La quiero ahora mismo, barbaján!"... Babalucas le contó a un amigo: "Empecé a practicar box en el gimnasio para bajar de peso. En una semana ya he perdido cuatro". "¿Kilos o libras?" -preguntó el amigo. "Ni una cosa ni la otra -precisó, mohíno, Babalucas-. Dientes"... Cuando la muchacha llegó del trabajo su mamá le anunció llena de júbilo: "¡Tu hermana ya tuvo su bebé!" "¡Fantástico! -se alegró la chica-. ¿Qué fue? ¿Niño o niña?" La retó la señora: "Adivina". "Fue niña" -arriesgó la muchacha. "Te equivocaste -le dijo la mamá-. Fue niño". "Bueno -dijo la muchacha al tiempo que señalaba con los dedos índice y pulgar-. Me equivoqué por tantitito así"... El galancete le hizo una reclamación a su novia: "Me cuentan que te han visto ir con hombres en sus automóviles". Ella lo tranquilizó: "No seas tontín, mi vida. Contigo voy al cine, a los antros, al café, a todas partes. Con ellos al único lado que voy es al motel"... Llegó una guapa mujer con el psiquiatra. Iba en peletier, o sea sin nada de ropa encima. Le dijo al analista: "Ayúdeme, doctor . No sé qué me sucede: siento que todo el mundo se me queda viendo"... Para redondear el presupuesto familiar aquel pobre sujeto se presentaba los fines de semana como luchador enmascarado con el nombre de El Relámpago Púrpura. Un día lo contrataron para luchar con La Bestia Negra, terrible luchador, rudo también y enmascarado. La lucha sería máscara...

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