De política y cosas peores / Reacción oportuna

AutorCatón

El galán le comentó a su dulcinea: "Vamos a pasar fantásticamente la noche del sábado. Tengo tres boletos para la final del futbol". Preguntó con extrañeza la muchacha: "¿Para qué necesitamos tres boletos?" Explicó el novio: "Uno para tu papá, otro para tu mamá, y el tercero para tu hermano"... Doña Frigidia le reclamó a su esposo don Frustracio: "¿Por qué nunca dices mi nombre cuando me haces el amor?" Contestó él: "Porque temo despertarte"... Lo obligado es atacar a Peña Nieto. Quien no lo haga es un vendido, un incondicional. Las redes sociales, esas furiosas Furias, se ensañan con el Presidente y le aplican su profuso catálogo de insultos y denuestos. Aun en medios de seriedad reconocida se publican -y obtienen la buscada resonancia- comentarios que deberían ser impublicables por su sobra de injurias y su falta de raciocinio (y de gramática). Muchas veces los contenidos que circulan en la red no son la voz del pueblo: son la insidiosa propaganda difundida por empleados a sueldo dedicados de tiempo completo a propalar falsedades y dicterios contra alguien al amparo del anonimato que ese medio otorga. Peña Nieto es el blanco principal de tales ataques y de quienes los corean. Ciertamente algunas de sus acciones y palabras son merecedoras de crítica severa. Las corruptelas -corrupción, si se habla con claridad mayor- derivadas del tráfico de influencias que se han visto en su administración justifican la irritación de la ciudadanía. Los dislates en que ha incurrido al hablar improvisadamente -como ése de los estados de León y Lagos de Moreno- son motivo de explicable burla. Aun así el ejercicio recto de la crítica impone el deber de señalar tanto lo positivo como lo negativo de las personas y las instituciones. Sé bien que decir algo bueno de Enrique Peña Nieto se aparta de la corrección política, y hace caer a quien lo dice en las rabiosas redes de la red. Sin embargo hoy aplaudo y reconozco la prontitud con que el Presidente reaccionó ante la tragedia de Ciudad...

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