Ahogado de la risa

AutorPez Globo

Si no se han contagiado de la emoción por la Copa Mundial que viene dentro de poco, vayan metiéndose de lleno con unos chistes sobre el deporte del balón y las 44 piernas.

Dicen que no hubo más fanático que el hombre que llegó al Estadio Azteca en 1986 a presenciar la mítica final entre Argentina y Alemania.

El hombre, que iba a tono con el uniforme de franjas blancas y azules, estaba sentado a lado de un puesto vacío, así que un mexicano, de esos que no tienen pena, le pregunta:

-¿Está ocupado este asiento?

A lo que el fanático responde:

-No, puede sentarse, caballero, el asiento era de mi esposa, quien iba a acompañarme, pero no pudo porque murió hace poco. Puede sentarse tranquilo.

Inquieto, el mexicano le pregunta:

-¿Y no pudo traer a otro amigo o familiar a que viniera con usted a ver la final?

El hombre responde:

-No, no pude, todos dijeron que iban a estar muy ocupados con el entierro de mi mujer.

···

Por ahí dicen que en un partido del América contra Chivas se llevaron a un árbitro en los hombros.

El árbitro, sorprendido, sobre todo porque había marcado un penal a favor del América, les dice:

-No tienen que molestarse, yo sólo hago mi trabajo, pueden bajarme.

A lo que uno de los fanáticos del Rebaño le dice:

-¿Bajarte?, si vamos a lincharte, carnal.

···

Una prostituta, que cierto día recibe a un cliente brasileño.

Se desnudan y él ve con asombro que ella lleva dos tatuajes en los muslos.

Al ver su cara de asombro, ella le comenta:

-Es que yo soy muy fan del futbol y llevo tatuados a sus mejores jugadores. Si adivinas quiénes son, no te cobro el servicio.

El hombre mira los tatuajes y le dice:

-Fácil: el de la izquierda es Johann Cruyff, el de la derecha es el Maradona, pero el otro no sé quién es.

-Entonces te cobro la mitad...

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