Ahogado de la risa

AutorPez Globo

Hace horas que llueve y mi marido no deja de ver por la ventana... Si sigue así, creo que tendré que abrirle.

Un buen día un muchacho entró bastante apenado al confesionario de una iglesia.

- Perdone, padre... he pecado -le dijo al cura.

- Dime, ¿cuál ha sido tu pecado, hijo mío? -respondió aquel del otro lado del confesionario.

- Verá: estaba en la biblioteca hace unos días, yo ya estaba por irme, cuando comenzó a llover, pero a llover de a de veras. Esperé un tiempo a que se pasara la lluvia pero no fue así. Luego de un rato, la bibliotecaria y yo perdimos la paciencia y pues... ya sabe... tuvimos un poco de sexo... bueno, mucho, mucho sexo salvaje.

- Eso es muy malo, hijo.

- Pero eso no es todo -lo interrumpió el joven - es que ya ve que ha estado lloviendo bastante... Lo que pasa es que ayer fue a arreglarle la coladera del baño a la vecina y pues, empezó a llover, pero a llover de a deveras, torrencialmente. Y bueno, usted sabe... nos aburrimos de esperar... y tuvimos sexo toda la tarde.

Entonces el chico empieza a llorar y le pregunta al padre:

- Dígame ¿qué debo hacer ahora?

- ¿Qué debes hacer? Pues te me vas a la fregada, mijo, ¡antes de que empiece a llover!

Estaba un chavito en la puerta de su primaria debajo de la lluvia. Un amigo suyo le había encargado que le avisara si el profesor llegaba al salón. Cuando llegó su amigo le preguntó:

- ¡Chales, Juan! ¿Pero qué estás haciendo aquí afuera con tremenda lluvia?

- Pues es que estoy esperando a que llegue el profesor.

- Ah... ¿y ya llegó?

- Sí.

- ¡¿Entonces?!

- ¡Ooots, pues estaba esperando a que llegaras tú para avisarte!

Hace tiempo que un par de amigos no se veían. Ella lo encontró a él en Facebook...

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