Chilang balam / ¡¿Vives con mujer celosa?; dale su agüita sabrosa!

AutorBrozo, El Payaso Tenebroso

¡Chamacos competitivos, jijos de mi última bullanguería! ¡En sus marcas!... ¡Listos!... ¡Fuera!... Ya es 12 de diciembre y para todos los mexinacos creyentes empieza el clásico maratón "Guadalupe - Reyes" las reglas ya las saben y lo único que hay que esperar es una competencia limpia, deportiva, de caballeros, porque en este caso también cuenta lo que dijo el barón Pierre de Coubertin, el fundador de los Juegos Olímpicos modernos, eso de que: "Lo importante no es ganar sino competir". Así que denle vuelo a la garganta sin presiones, ni estresamientos. No se dejen influir por las malas razones de sus viejas que seguramente los van a tratar de convencer de que abandonen la justa deportiva apenas en su comienzo, y los van a querer influir negativamente acusándolos de borrachos y desobligados, ustedes no hagan caso y demuestren que son de esta tierra y que de verdad quieren a la Morena del Tepeyac. Y hablando de lo inconscientes e imprudentes que son las brujeres en los acontecimientos importantes, les confieso que sentí pena ajena con la escenita que se dio durante el oficio religioso para Nelson Mandela en el estadio de fútbol de Johannesburgo, ahí estaban los mandatarios más importantes del mundo, figuras del arte, integrantes de la realeza y varias celebridades, y a pesar de lo magno del evento, de lo único que se habló después es de el oso que le hizo Michelle Obama a su marido Barack, el mero presiso de Gabacholandia. Resulta que al hombre más fuerte de todo el mundo, al general en jefe del ejército más poderoso de la historia, lo humilló su vieja delante de todo el mundo por sus purititos celos. El presidente estadounidense, estaba platicando muy animadamente con la muy buenota primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, estaban risa y risa, en la pura chacota, y cuando se dio color Michelle Obama, le empezó a mandar miradas de ¡muérete pinche negro! a su marido, la cosa llegó a tanto que la señora terminó sentándose en medio de los dos, casi como poema de Amado Nervo... "Y en medio de nosotros, mi vieja, como un Dios". Y si una chancluda le hizo eso al hombre que tiene el mando de todos los misiles atómicos de los gringos ¿qué no...

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