Cierran gobiernos la puerta

AutorMarina Franco

La razón por la cual tantas personas han intentado migrar este año, más que los anteriores, es la desesperanza.

"La mayoría huyen de, y no hacia. A dónde llegan, en buena medida, no es tan importante como de dónde se van", indica Christian Peregrin, de Migrant Offshore Aid Station.

Este año ha sido duro en El Salvador.

Se registraron más asesinatos en 2015 que desde la guerra civil (1980-1992), en parte debido a que se desmoronó una tregua entre la Mara Salvatrucha y Barrio 18.

Y el miedo se siente en todas partes. A finales de este año, los tintes castaños se agotaron en los aparadores tan sólo porque corrió el rumor de que pandilleros del Barrio 18 apuñalaron a mujeres rubias por que "las güeras son de la Mara".

Otra tragedia viven miles de rohingyas, integrantes de una etnia musulmana en Myanmar que no son reconocidos como ciudadanos, al emprender su trayecto hacia Malasia, Indonesia o Tailandia. Autoridades y milicias del estado birmano de Rakhine saquean sus casas -si tienen-, los encarcelan, les exigen pedir permiso para poder casarse o tener más de un hijo y les niegan servicios básicos. Por ello, están dispuestos a enfrentar el periplo marítimo.

Encima, hay un creciente problema: aunque sobrevivan en el mar, el desierto o la jungla, y que libren las fosas comunes y la trata, cuando los migrantes llegan a un país en el que pensaron estarían seguros, no...

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