Entregas en caliente / El agotamiento de Paco

AutorGuillermo Hérdez

Paco Jones está exhausto. Desde hace un par de días ha follado una y otra vez con mujeres hermosas y variopintas. Recuerda a un par de mulatas de tetas masivas que se pusieron el miembro de Paco entre ellas. El mensajero estaba seguro que a esa técnica de masturbación le llamaban "la rusa", pero esas morenazas poco tenían de ese país. Cada una de ellas tenía un par de tetas no sólo enorme sino fuerte. Así que, al tiempo en que le hacían girar el pellejo del miembro, lo apretaban al máximo. Tal vez por eso se turnaban, por lo cansada que resultaba la labor. Al final, Paco Jones descargó encima de las pieles de ébano. De inmediato, una asistente guardó el semen en un frasco. Al igual que todas las ocasiones anteriores.

Si Paco Jones no tuviera las destrezas sexuales con las que cuenta, se habría conformado con la lamida de testículos de la argentina de lengua larga. La misma que llevó a su lengua hasta la parte más íntima de Paco con lo que provocó un espasmo y una nueva venida.

Lo que para muchos sería el paraíso de la sexualidad, para Paco Jones terminó siendo un tormento. Y todo, porque necesitaban de su semen para forjar un nuevo anillo de Ganesha.

La única de las mujeres que le tuvo compasión fue Aruna. Una belleza venida del Rajastán que sintió cómo Paco se estremecía cuando ella se montó sobre él. No era el estremecimiento común de quien penetra una vagina deliciosa, era el del miedo de no poder escapar de esa situación.

Por eso, cuando hacia la noche del segundo día, dejaron a Paco recuperarse, ella se acercó sigilosa a la habitación donde estaba encerrado. Supo descontar de un golpe al guardia. El cuerpo de Paco Jones estaba desmadejado. Tiritaba...

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