Entregas en caliente / Contratransferencia

AutorGuillermo Hérdez

Paco Jones se ha vuelto, de nuevo, una celebridad. Resulta que, por azares del destino, terminó descubriendo que es un gran terapeuta. Sí, así como se oye: alguien llega con problemas a su consulta, se los cuenta y él los resuelve. Bueno, en realidad, no es así de sencillo. En primer lugar, la mayoría de sus pacientes son mujeres. De todo tipo: chaparritas, sabrosonas, espigadas, atléticas, de nalgas firmes, de cabello rubio, de pubis afeitado, pelirrojas, morenazas, de tetas monumentales, de otras más pequeñas, con los pezones paraditos, de piernas bronceadas, de bocas suculentas, a punto para dar una chupada que haga ver estrellas al terapeuta... Ése es el segundo asunto: Paco suele curar a sus pacientes por la vía del placer, del orgasmo, del sexo, pues, de folladas bien puestas y a profundidad.

Hay quien podría opinar que, más que un terapeuta, se ha convertido en un gigoló. Y así sería si todo quedara en una mera follada. Sin embargo, lo cierto es que gran parte de su clientela ha terminado curada de sus males. Así que es terapeuta y punto.

Lo que ignora Paco, es que la terapia no es un mero ejercicio de escuchar al paciente y terminar follando en su posición favorita. Al contrario, la terapia conlleva una responsabilidad y ciertos riesgos que él desconoce.

El de la transferencia, por ejemplo. En los casos más comunes, consiste en que los pacientes terminan enamorándose de alguna forma del terapeuta. Es algo normal pues lo ven como un objeto inalcanzable de deseo. Si eso sucede en la terapia tradicional donde el paciente descansa en un diván mientras habla, imagínense qué pasará en la terapia de Paco en donde la paciente se desnuda para luego aprovechar el brazo del...

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