Entregas en caliente / Fantasmas lujuriosos

AutorGuillermo Hérdez

Mucho se dice sobre los fantasmas, aunque la mayoría de las veces hablamos sólo de lo que hemos escuchado o de lo que hemos visto en el cine. Por eso, creemos que los fantasmas son seres etéreos, casi transparentes, y que cuando aparecen el ambiente se pone frío y los objetos se mueven de forma misteriosa. Pero la historia de los siete piratas lujuriosos es una prueba, quizá, de todo lo contrario aunque, como siempre, nosotros los mortales no podemos saber nada con certeza.

Olivia, la panameña que fue rescatada por Ricky, duerme ahora en el compartimiento del capitán, a bordo del barco pirata que Ricky robó de un museo marítimo. La hermosa mujer, cuerpo frágil y moreno, apenas está cubierta por unas sábanas raídas. Sus piernas desnudas están llenas de sal y de humedad. Un aire extraño entra en la habitación. Mientras tanto, Ricky está en cubierta, oteando el horizonte, buscando algo que parece perdido entre las olas tranquilas.

Pero no es el mismo Ricky de siempre, el taxista y gran amigo de Paco Jones. No, algo cada vez más grave le ocurre.

Por un golpe desafortunado en cierta zona de la nuca o por la posesión de un espíritu malvado, Ricky cree que es la reencarnación del famoso y cruel pirata Enríquez de la Vera Manriqueña, que asoló las costas de Panamá y de todo el Caribe, hace tres siglos. Y ahora, luego de robar la fragata, Ricky ha zarpado en la búsqueda de uno de sus tesoros más preciosos: el Diamante de Cartagena, una extraña pieza que valía más que el producto interno bruto de un país sudamericano y que debe estar en alguna parte de las costas de Colombia.

Confiado en que la marea es suave y el viento sopla a su favor, Ricky siente la necesidad de dormir...

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