Ivaginaria / Ama de casa del horror

AutorElia Martínez-Rodarte

Estaba el otro día haciendo una montaña de hot cakes que iban a ser destinados para el desayuno de varias personas de mi querencia particular, a muy temprana hora. Cuando estaba eche y eche las panquecas pensé: esto es lo más de hueva que he hecho en mi vida.

La vida de ama de casa en realidad siempre ha sido inherente a las mujeres. Y servimos como tales en algunos momentos, incluso algunas lo ansían. Es la maldición del chocho. Si tenemos unas asentaderas que aguantan la crianza entonces también nos podemos enrolar en la atención de las necesidades de una familia, con todo y sus nutriciones y atenderles la ropa y la salud. Déjenme les digo, queridas vaginitas parlantes, que eso se ganan las que se casan, de inmediato. Un trabajo de servidora doméstica de lujo pero sin paga. Porque aunque yo sea una mujer de muchísimas letras, no me han visto limpiar el baño con la combinación de vinagre y cáscaras de naranjas agrias. No me queda de otra y lo sé hacer muy bien desde niña, porque fui entrenada para ese numerito, mejor que los perritos del circo.

Sin embargo eso no quita que sea de una inmensa hueva guardar el equilibrio armónico de limpieza y orden en un lugar. Además todo ese trabajo tiene un precio: señora, damita, que ahora está lavándole los calzones flambés a su marido, sépase que puede cobrar por realizar esa actividad por demás anticlimática. Espero que no se cobre a lo chino, pero sí es bueno que sepa que existen muchos movimientos en el mundo que defienden el trabajo doméstico y lo plantean como algo que se puede tasar. En especial porque a la hora de los divorcios se debe de evaluar la participación de la señora en la edificación de patrimonio familiar. Lo cual es un asunto de reverenda y rotunda hueva.

Pero volviendo al trabajo doméstico, creo que debiésemos replantearlo antes de que tener más obligaciones encima. Debo confesar querido público, que yo soy una sirvienta nata. A donde llego y si me ponen a limpiar, me doy como si no hubiera mañana. Porque además me gusta hacerlo, pero...No creo que exista hombre con la desta de oro como para pagarme el servicio completo, ay, ése es el problema.

Entonces debemos asumir el trabajo de la casa, el...

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