Ivaginaria / Hay gente que no se divorcia
Autor | Elia Martínez-Rodarte |
No entiendo a la gente que no cierra círculos. Como las personas que no se divorcian, hombres o mujeres, que prefieren vivir la infidelidad o la monotonía. Este es un asunto con el cual las parejas del mismo sexo empiezan a lidiar, aunque en menor medida que los bugas y en proporción.
Cuando una pareja se separa sólo uno va a ser quien empuje el trámite de divorcio: sea por pragmatismo, coraje, revancha, y si hay hijos, para darle celeridad a los trámites de manutención.
Deambulan muchas personas que se han separado hace años y no atinan a divorciarse porque mantienen la codependencia emocional con sus ex parejas. La codependencia de las taras y mañas que se toleran por resignación que incluso orillan a muches a no divorciarse porque es la única opción romántica o de vinculación afectiva que podrán lograr.
Es decir, no separarse, cerrar círculos o divorciarse legalmente y mentalmente, constituyen estado de apego para muchas personas con un ego disminuido, desequilibrado y dependiente.
Es un estado normal y casi recurrente, en especial en hombres, que actúan como criaturas que no desean abandonar el abrazo de mamita. O las que no quieren prescindir del pobre tonto que les da sustento mensual, porque esto es un asunto de dinero también.
El tipo extraño a quien reporté el otro día a la vigilancia, resulta ser el dueño original de la casa, en la que deja vivir a su exposa y, a quien creía mi vecino de años, es el novio. Afortunadamente una vez cada quincena pasa el esposo a dejarles su gasto, que esas caguamas no se pagan solas...
Much@s deciden vivir amarrados a quienes ellos quieren creer que son los estructurantes de su vida, porque muches sí se casan para siempre, perdonan lo que sea pero viven separad@s y matrimoniad@s y prefieren el contrato nada más a ver qué siguen sacando, al existir alguien que se los permite.
Como los adultos que aún se creen adolescentes y que perpetuan sus propios modelos de seguridad al lado de sus sufridos padres y madres. Nuestr@s adult@s se amarran a muchas relaciones obsoletas y chafas que no ayudan a nadie a crecer.
Y la historia nunca acaba: novia quiere divorciar a casado; casado se separa de esposa; esposa no quiere divorciarse; esposo se arrana y nada de muertito; novia enloquece y presiona; casado vuelve con esposa; o se fuga con otra, o huye y olvida a todas. El ejemplo puede cambiar de esposa a esposo, de novia a novio, pero existen personas que simplemente no se divorcian porque ello conforma una...
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