Nosotros los jotos / '¡Yo se la paré a Gaultier!'

AutorAntonio Bertrán

Para la querida Tía Paz Arela y sus chicos de Moda.

A Jean Paul Gaultier le suda la coliseo. Pero todo él huele bien: a su famosa fragancia, Le Male. Como buen francés, el célebre diseñador de modas besa rico y, aunque tiene el gusto refinado de una estrella internacional (o precisamente por eso), no le hace el feo a bajarse por los chescos...

El último martes del pasado octubre, mi amigo F. llegó temprano al bar Tom's, su sitio favorito de relajo y ligue. Debido a una expo de belleza, todo el día había tenido mucho trabajo como maquillista, una de sus facetas artísticas, así que al final de la jornada pensó en relajarse tomando un par de cervezas en este recinto clásico de la putería gay, de tendencia leather, en la Ciudad de México.

Mi morenazo amigo tiene, a sus 29 años, unas buenísimas estrategias para triunfar siempre en este antro de atmósfera dark, iluminada principalmente por monitores con películas XXX, muy estimulantes. F. es delgado y muuuy alto, así que nada más traspasa la puerta acentúa estos atributos poniéndose muy derechito y sacando el pecho. Sin embargo, su verdadero secreto, me ha confesado divertido, es fruncir el ceño como cabrón perdonavidas. "¡No sabes, Antonio, el pegue que te da poner jeta de malo!". (¡Y yo que siempre llevo carita de baboso inofensivo!).

Resulta que esa noche mi queridísimo cuate había adoptado su postura de ataque, pidió una cerveza en la barra donde más tarde se subirían a bailar diversos streapers y, apenas se estaba acostumbrando a la penumbra del lugar, cuando al voltear le llamó la atención un madurito canoso, tal como le gustan.

"¿Se parece o es Jean Paul Gaultier?", se dijo vacilante. Sin estar del todo seguro, F. le sonrió y recibió una sonrisa en respuesta que acentuó en el cuidado rostro de su posible presa esas arruguillas en frente y ojos que mi comadre ama en los hombres.

"Qué oso acercarme, preguntarle si es quien creo que es y pedirle una selfie", pensó a continuación, así que recuperando su gento adusto de batalla caminó más erguido que nunca, como modelo en pasarela, hacia el fondo del bar que a las 10:30 de la noche aún estaba a medios chiles.

-¿Y qué crees, Antonio?

-¡Que la Gaultier te siguió!

-¡Sí, no mames!

-Claro, tesoro, si eres bien guapo. ¿Y le hablaste tú o fue él quien te habló?

-¡Ay, no! Si reconozco a alguien famoso, lo que me pasa es que prefiero bloquear eso y comportarme como si el güey no lo fuera. Mejor empecé a subir las...

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