Nosotros los jotos / La venida de Jesús

AutorAntonio Bertrán

-Oye, papá: ¿No te lastimé? -me preguntó el mismísimo Jesús por WhatsApp.

-No, Señor. Creí que me habías dejado marcada la espalda con los estigmas propios de la pasión, pero no fue así. Sólo tengo un dolor exquisito que me hace recordar tu gloriosa venida...

Unos días antes de Navidad, querido lector, Jesús tocó a la puerta de tu pobre palacete. Caía la tarde y al abrir me encontré con unos ojos generosos que se iluminaron al tiempo que su joven dueño me saludaba con una sonrisa. "¡Dichosa la morada!", exclamé e invité a mi dulce compañía a sentarse en el sofá de la sala.

Con la confianza de un amigo, mi buen Jesús se soltó su larga cabellera dorada, sacó de una bolsa la corona que él mismo fabricó con grandes clavos y aceptó gustoso la copa de vodka que le ofrecí.

-¿Ya comiste? -pregunté a mi distinguido huésped.

-Sí, papá, estoy bien. ¡Salud!

Brindamos por su próximo cumpleaños, el número 26. Jesús Alejandro Arriaga Mata nació, como el Mesías de los cristianos, el 24 de diciembre, fecha muy cercana al solsticio de invierno en el que tradiciones más antiguas fijaban la llegada de deidades solares como Mitra, en Persia, y Huitzilopochtli, acá en Mesoamérica.

Un día que estaba sentado en el trono del baño, el muchacho de ojos color miel, originario de Ciudad Nezahualcóyotl (Edomex), tuvo una iluminación y decidió usar Jesús Mata como nombre de batalla.

"Me gusta el juego de palabras", me explicó caritativo, "porque Jesús salva, pero también mata, o al menos se ha matado mucho en su nombre: pensemos en las cruzadas y la inquisición".

Como un estigma, una marca hecha con el hierro candente de la coincidencia de su nombre y natalicio, unas tías -tan fanáticas que se bañaban en camisón para evitar la tentación del propio cuerpo-, trataron de inculcar en el niño Jesús la idea de que tenía una misión especial y debía acercarse a la iglesia católica.

"Me convencieron de ser monaguillo, pero me sentí engañado y estafado cuando me di cuenta que, a diferencia de Cristo que nació en la pobreza y todo lo hacía de buena fe, los curas cobraban por santificar cualquier acontecimiento para que las personas garantizaran su pase al cielo".

Hace un par de años, para la fiesta de Halloween de un antro gay, el actor autodidacta evitó el cliché sangriento y se caracterizó por primera vez, si se me permites el juego de palabras, como "Jesús el Nezareno". Esa noche triunfó porque...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR