Una niña bien... mala / Sexo Tántrico en la Riviera Maya

AutorMilah

El Tantra es un concepto sumamente estereotipado y un total indicador de sexo intenso y de pasión desbordada, pero aunque el fondo de este estilo de vida sea mucho más que un buen revolcón, no puedo negar lo bien que la estoy pasando esta semana en la Riviera Maya en donde justamente me encuentro dando unos talleres que involucran técnicas para el cachondeo.

Llevaba meses esperando con ansia el Mes Internacional Swinger que Desire Resorts organizó por primera vez este año y que es un éxito en la Riviera Maya.

El ambiente dentro de este lugar es afrodisíaco, las parejas vienen dispuestas a todo aquello que involucre sexo y pasión y nadie desprecia un par de caricias o un beso travieso que se escape de vez en vez.

Apenas he dado un par de talleres y cada día que pasa conozco parejas increíbles con una energía tan intensa que difícilmente podemos dejar sólo en teoría aquellos cursos que han ido subiendo de intensidad con el paso del tiempo.

Cada mañana me descubro inmersa en experiencias únicas que han logrado subir mi libido hasta el tope, pero definitivamente mi mejor encuentro ocurrió ayer justo cuando me disponía a disfrutar de aquel jacuzzi relajador con vista al mar y a un cielo maravilloso.

Siendo este un hotel nudista, arrojé mi bata sobre una de las camas de alrededor y de un brinco me introduje hasta la parte más recóndita de aquellas aguas que suavemente me acariciaban y arrullaban, hasta quedar con mis ojitos cerrados disfrutando del sol, cuando un toque cariñoso me sacó del trance y me hizo reaccionar.

-Hola Milah...¿puedo?

Y acompañando a sus palabras, una novata alumna de uno de mis talleres, comenzó a pasar sus manos por mi cintura hasta quedar pegada a mí, fundiéndose en un tierno beso y llevándome hacia su marido quien me tomó por detrás y acompañó a su mujer en la erótica exploración de mi cuerpo hasta tenerme extasiada ante los dos.

Aquel beso cariñoso se tornó en un pasional trío, pero los tres parecíamos necesitar más que un simple cachondeo, así que, sin decirnos nada, salimos de ahí y fuimos hasta una de aquellas camitas que parecía esperarnos para hacer con ella lo que se nos antojara, así que dejamos que nuestros cuerpos desnudos fluyeran uno sobre el otro hasta lograr estar en el límite de la lujuria.

-Ven aquí preciosa, recuéstate y cierra los ojos...disfruta lo que tu marido y yo te daremos de regalo...

Aquella...

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