De política y cosas peores / Mucho por hacer

AutorCatón

A don Coquino lo dominaba su mujer, una tremenda señora de nombre Gordoloba. Cierto amigo suyo le aconsejó que una noche llegara a su casa en horas de la madrugada. Seguramente su esposa estaría encalabrinada. Él le gritaría como los karatecas: "¡Yaaaaah!" Grito tan amenazador la asustaría, y de ese modo él tomaría las riendas de su hogar. Así lo hizo, en efecto, don Coquino. Un buen día llegó a su domicilio a las 2 de la mañana, y cuando su esposa se le apareció le gritó como los karatecas: "¡Yaaaaah!" Impávida, impertérrita, incólume, doña Gordoloba le contestó poniéndose en jarras, desafiante: "¿Ya qué, cabrón?" Y dijo con mansedumbre don Coquino: "Ya llegué, viejita"... Soy un fanático veedor de cine. Lo considero la literatura de nuestro tiempo. Mientras el mundo -mundillo- literario está señoreado por escritores que escriben para otros escritores, y que por eso son laureados aunque no sean leídos, el cine es de la gente común; pertenece a Pedro, Juan y varios. Yo, que me cuento entre los varios, he ido al cine desde antes de nacer. La víspera de mi llegada al mundo mi padre, para tranquilizar a mi mamá, nerviosa por el inminente alumbramiento, la llevó a ver La dama de las camelias, o sea Camille, con Greta Garbo y Robert Taylor. De ahí yo, que iba a llamarme Mariano, por mi padre, salí llamándome Armando, por mi madre. Ese acontecimiento capital me marcó de por vida. Ahora casi no puedo dejar pasar un día sin ver una película, gozo que gozo en mi casa gracias a la invención del DVD, y en mis viajes merced a esos novísimos artilugios electrónicos que al mismo tiempo me azoran y deleitan. Las películas que más me gustan son las de la llamada época de oro de Hollywood. Aquí debo decir que en mi opinión todas las épocas de Hollywood han sido de oro, a excepción quizá de los sombríos días del macartismo, ese estúpido terror que tantos episodios vergonzosos provocó. Y aun en esa oscuridad brillaron las estrellas de aquel gloriosísimo "star system" que tantas joyas mayores y menores nos dejó. Una muy pequeña vi anoche, una joyita. Se llama That touch of mink, en español Amor al vuelo, con Cary Grant, ese galán sin...

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