De política y cosas peores / Palacio Nacional

AutorCatón

Rosibel declaró con firmeza: "Jamás seré atea. Si lo fuera no podría decir en el momento del orgasmo: "¡Dios mío! ¡Dios mío!"... Doña Jodoncia y su abnegado esposo don Martiriano se hallaban en el elegante restorán llamado "La visión de Homero". Ella pidió pato a la naranja. El camarero le mostró la carta de vinos y le preguntó, obsequioso: "¿Vino con su pato?" "Respondió ella: "No. Él ya estaba aquí esperándome"... Babalucas perdió mil pesos apostando en un juego de futbol. 500 pesos los perdió en el partido, y los otros 500 en la repetición por la tele... Frase poco célebre: "La vida es un enfermedad que se transmite por contacto sexual"... Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, iba en automóvil acompañado por su esposa y su suegra. "Viejo -le hizo notar la señora-, el coche viene cascabeleando". Replicó el tal Capronio: "Han de ser los cascabeles de tu mamá"... El director de la sinfónica solía llevar a su perro a los conciertos. Lo mismo hacía la arpista: ella llevaba a su perrita. Una noche sorprendieron a los canes haciendo en un camerino lo que los perritos y las perritas hacen en la calle. Explicó el caniche: "No nos pudimos contener. Estaban tocando el Bolero de Ravel"... Se les pasó la mano a quienes prendieron fuego a la puerta del Palacio Nacional. Las protestas por el terrible crimen de Ayotzinapa son muy justificadas, pero un exceso así es reprobable. Ese edificio es un símbolo de la República. Ramón López Velarde se refirió a él cuando en su bellísimo poema le dijo a la Suave Patria: "Tu imagen, el Palacio Nacional, / con tu misma grandeza y con tu igual / estatura de niño y de dedal". Es cierto: no es elevado ese recinto, pero es vasto, igual que nuestro territorio, y grande como nuestra historia. Lo que digo no es mero lirismo. Equivale a expresar que hay ciertos símbolos que merecen respeto. El Palacio Nacional es uno de ellos. En él ondea siempre la bandera; sobre su balcón central se encuentra la campana a cuyos toques empezaron las guerras de la Independencia. Muchos hechos capitales de nuestro pasado han sucedido ahí. Atentar contra ese patrimonio común es acción grave que puede conducir a excesos peores. Las protestas se justifican, pero actos de vandalismo como éste no tienen...

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