La sobrina sin remedio / La favorita del profesor

AutorMelody Petite.

Ahí por el mes de mayo les platiqué que había conocido a un guapísimo maestro de matemáticas, no sé si lo recuerden, ojos hermosos, sonrisa cautivadora, pero que por razones obvias no diré su nombre, porque la verdad no creo que existan muchos maestros apuestos y barbudos como él, así que le diré el profesor X, aunque es súper diferente al de X-man porque éste tiene sí tiene cabello y no tiene poderes telepáticos, jajjaja. Que bueno, una vez más recalco que no soy de las que les gusta la barba, aunque me atraería más si él la tuviera tipo así bien marcadita, rebajada, como de medio centímetro o cuando mucho 1 cm. y no como Ragnar de Vikings temporada 4 donde ya se vuelve loco con la barba súper larga que parece viejito, jajajajja.

En fin, por tristes asuntos personales mi maestro preferido no había podido verme desde hace mucho, pero seguíamos en contacto, entonces la semana que yo estuve en CDMX y que aún andaba cachonda por lo que les conté en las columnas pasadas, él me llamó para agendar una terapia conmigo, claro que yo me emocioneeé como la colegiala traviesa que soy jijiji. Se me iluminaron los ojitos, sonreía de oreja a oreja, me sudaban las manos de saber que por fin alguien apagaría el fuego intenso que traía en la entrepierna :P

Y como es costumbre, llegué al Hotel Pasadena toda linda, subí las escaleras a la habitación con mi corazón latiendo a mil por hora y justo en la puerta me esperaba mi guapo profesor, que parece me leyó el pensamiento porque me gusta encontrarlos recién bañaditos, pero lo que siento que mata la pasión es verlos en toalla, no sé, como que creo que se acaba la fantasía al saber que vas a, ya saben, a "eso", me gusta que nos desvistamos juntos mientras nos besamos, así como si estuviéramos cogiendo en un salón de clases, pero que curiosamente este salón no tiene pupitres, jajaja, en fin, se notaba que nos teníamos muchas ganas uno del otro, por qué los besos eran largamente apasionados, con gemidos y exhalaciones de aire entre cada uno mientras nos acariciábamos y créanme que me tomó por sorpresa sentir su verga que se asomaba por encima del pantalón, y yo con mi carita de inocente, giro mis ojos hacia arriba para ver su cara y le pregunto "me...

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