La sobrina sin remedio / ¡Hola, queridos Lovers y Lectores!

AutorMelody Petite

Espero que su Noche Buena haya sido muuuyyy buena y fogosa, jijji, y su Navidad alegre y brillante, llena del amor verdadero de sus seres queridos. Hoy quiero contarles por qué me encanta la Navidad y cómo la he vivido. Todo comenzaba el 24 en la madrugada, cuando mis papás se despertaban a las 3 para comenzar la producción de tortillas para 2 días (ya que mi papá era dueño de una tortillería y cerraban el 25), así que desde ese momento yo estaba despierta, no podía dormir, tanto por la expectativa de la Navidad como por el ruido de las máquinas. Cuando era muy peque me quedaba despierta en la cama, pensando en cómo sería la Noche Buena, qué haríamos, cuáles juguetes llevaría a casa de mi abue, que si le hablaba a mis primas para ponernos de acuerdo, solo pensaba en juegos, pero cuando fui adolescente mi mente estaba ocupada (como la mayoría de las mujeres) en preguntarme: ¿qué me pondré?... ¡Es que no tengo ropa! Jajaja, y además de eso tenía que levantarme temprano para preparar las cosas que llevaríamos al festejo, las envolturas de los regalos, las botanas, limpiar y cortar los vegetales, salchichas y tocino para preparar los frijoles a la charra que mi mamá cocinaba muy ricos. Luego ayudaba a mis papás en la torti, había ocasiones en que eran la 1 del medio día y yo estaba en pijamas acomodando las tortillas en chinga. Por más que quería ponerme muy guapa para trabajar, no me daba tiempo, de hecho, así fue como conocí a Mizael, un chico muy lindo que fue mi novio por un tiempo, creo que lo que vio ese día fue mi belleza interior, porque por fuera yo estaba hecha un desastre ¡jajaja! Luego nos dábamos un baño y llegábamos a casa de mi abue para disfrutar de la noche. Cuando yo era muy peque, era una lindura con muchas ilusiones (bueno, lo sigo siendo ;-), sueños y esperaba con ansias la Navidad. Para mí es el momento más lindo del año, primero por los regalos, ya que siempre he sido una niña muy buena y deseaba mi recompensa, jijiji, luego por la llegada del niño Dios que nos bendice e ilumina, después por la convivencia con mis primos en la casa de mi abuelita materna, sentir el cariño de toda la familia, las grandes cenas y variedad de platillos, los postres deliciosos de las tías, los bailes de todo tipo y, para rematar, la visita de Santa Claus que llegaba a casa de mi abue. Por varios años mi papá le pidió a un amigo gordito que se vistiera de Santa para que mis primos y yo nos emocionáramos, pero a la vez era cardiaca la...

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