Viven en su mundo detrás de las rejas

AutorLuis Cruz

MÉXICO, DF.- EN UNO de los penales capitalinos hay 405 reos que viven una realidad diferente a la del resto de la población penitenciaria: no padecen hacinamiento, tienen tres uniformes, buena alimentación y sus celdas huelen a jabón, aunque cada uno de ellos padece de sus facultades mentales.

En la parte alta de la delegación Xochimilco, a un costado del Reclusorio Sur, se encuentra el Centro Varonil de Readaptación Psicosocial (Cevarepsi), donde los delirios y las alucinaciones son el idioma más utilizado por los interno-pacientes, los llamados inimputables.

En su mayoría sufren de esquizofrenia, retraso mental o doble personalidad; el 45 por ciento está por robo y el resto por abuso sexual, homicidio en razón de parentesco, violencia familiar y agresiones.

"Aquí tenemos muchos internos que llegan sin hablar, que no dicen absolutamente nada, que están ahí como una piedra", explicó Jaime Abasolo, director de este penal, mientras un interno lo abraza sin decirle una sola palabra.

El Cevarepsi cuenta con cinco dormitorios: los dos primeros albergan a los más vulnerables o con mayores problemas mentales; en el Tres están los de la tercera edad o con discapacidades, y en los dos últimos, los más funcionales.

Otra cosa que distingue a este penal del resto es que aquí los internos tienen un itinerario de labores, y desde muy temprano todos se levantan para limpiar sus estancias, tender sus camas y tomar sus medicamentos para mantenerse tranquilos el resto del día.

Cuando llega la hora del desayuno, el personal del Centro lleva los alimentos a cada dormitorio, en donde los reos colocan mesas y sillas de plástico y comen como si fueran una familia, conversando de temas diferentes.

La población de este penal es la que presenta el mayor grado de abandono por parte de sus familiares, pues al menos el 20 por ciento de ellos no recibe nunca una visita.

También hay problemas cuando los internos recuperan su libertad, pues en ocasiones sus familiares se niegan a recibirlos.

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